Oriol Batalla
29/11/2024
Mira tu cartera. ¿Qué tienes dentro? ¿Billetes? ¿Monedas? ¿O solo una tarjeta y tu móvil? Si eres de los que paga con un "clic" en el móvil o simplemente acerca una tarjeta, quizás no te sorprenda la siguiente afirmación: estamos cada vez más cerca de un mundo donde el efectivo sea cosa del pasado.
El dinero se digitaliza, nos guste o no
Hace unos años, hablar de pagar con criptomonedas o usar una app para dividir la cuenta entre amigos sonaba como ciencia ficción. Hoy es lo más normal del mundo. Las monedas digitales de bancos centrales, como el yuan digital en China o los proyectos en Europa, están más cerca de lo que crees. Pero ¿qué significa realmente esto para ti, para mí, para nuestras vidas diarias?
Imagina un mundo sin billetes arrugados ni monedas perdidas en el sofá. Todo sería digital: rápido, limpio, práctico. ¿Parece ideal, verdad? Pero antes de emocionarte, pregúntate: ¿qué perderíamos?
Lo bueno de un mundo sin efectivo
Sin efectivo, la vida sería… diferente:
- Adiós a los robos: No hay nada que robar en tu bolsillo si todo es digital.
- Trazabilidad total: Cada euro gastado quedaría registrado, lo que ayudaría a combatir fraudes y actividades ilegales.
- Rapidez: Los pagos serían instantáneos. Olvídate de los “no tengo cambio” o de contar monedas en la cola del supermercado.
Pero, espera. No todo es tan brillante como parece.
Lo incómodo de un futuro sin billetes
- ¿Y mi privacidad? Todo lo que compras estaría bajo la lupa. ¿Te suena bien que alguien sepa exactamente en qué gastas cada céntimo?
- ¿Y si se va la luz? Dependemos tanto de la tecnología que un simple fallo podría dejarte sin acceso a tu dinero.
- No todos tienen acceso: ¿Qué pasa con las personas mayores o quienes no tienen un smartphone? ¿Las dejamos atrás?
¿Estamos listos para este cambio?
La verdad es que todavía estamos en medio de esta revolución. Algunos países, como Suecia, están casi libres de efectivo, mientras que otros, como muchos en Latinoamérica, todavía dependen de él. Mientras tanto, las criptomonedas como Bitcoin, aunque no son perfectas, nos ofrecen un atisbo de un futuro donde el control no está en manos de bancos o gobiernos, sino de la gente.
Pero el cambio no será fácil ni rápido. El efectivo, aunque viejo, tiene algo que las monedas digitales aún no nos dan: libertad. Libertad de comprar sin ser rastreado, de regalar algo sin justificarlo, de sentir que tu dinero está realmente en tus manos.
Y tú, ¿qué opinas?
¿Crees que el efectivo desaparecerá? ¿O siempre habrá un lugar para los billetes arrugados y las monedas en nuestros bolsillos? Este debate no es solo sobre economía, es sobre cómo queremos vivir.
El mundo está cambiando. El dinero también. Y tú, ¿qué crees que pueda pasar?