Oriol Batalla
20/09/2024
En la actualidad, las empresas que desean abrir un negocio en España se enfrentan a un extenso proceso burocrático, en gran parte relacionado con el cumplimiento de normativas de seguridad, entre las cuales destacan las regulaciones contra incendios. La administración exige una serie de requisitos técnicos que las empresas deben cumplir para garantizar la seguridad tanto de sus empleados como de las instalaciones. Sin embargo, existe una creciente incongruencia que afecta a ciertos tipos de edificaciones, en particular aquellas que utilizan materiales como los paneles sándwich, que son reconocidos por su alto riesgo inflamable.
Cumplir la normativa no siempre es suficiente
La paradoja está en que, aunque muchas naves industriales cumplen estrictamente con la normativa vigente, utilizan paneles sándwich en sus construcciones. Estos paneles, formados por capas de material aislante como poliuretano o poliestireno, son altamente inflamables. La normativa permite el uso de estos materiales siempre que se cumplan otros requisitos de seguridad, como sistemas de extinción automáticos, rutas de evacuación adecuadas y el uso de ciertos tipos de recubrimientos ignífugos.
Sin embargo, las aseguradoras han comenzado a tomar una postura más restrictiva. A pesar de que una nave cumpla con la normativa exigida por la administración, las compañías de seguros son reticentes a ofrecer coberturas a estas instalaciones debido al alto riesgo de incendio que conllevan los paneles sándwich. El problema radica en la diferencia entre cumplir con la ley y cumplir con las expectativas de seguridad de las aseguradoras.
El dilema de las empresas
Esta situación coloca a los propietarios de naves industriales y negocios en una posición difícil. Por un lado, deben invertir grandes sumas de dinero para cumplir con la normativa contra incendios, lo que les permite operar legalmente. Sin embargo, a la hora de asegurar sus propiedades, se encuentran con un rechazo por parte de las aseguradoras, quienes consideran que el riesgo de incendio sigue siendo elevado debido a la presencia de los paneles sándwich.
La realidad es que, aunque las normativas son útiles y necesarias, a menudo no tienen en cuenta el avance de los materiales o la visión más cautelosa de la industria aseguradora, que, a la hora de evaluar el riesgo real de una instalación, no solo se fija en si cumple con la ley, sino en los materiales utilizados y su comportamiento frente a situaciones de riesgo extremo, como un incendio.
¿Quién tiene la responsabilidad?
La responsabilidad de esta incongruencia podría debatirse desde varios ángulos. Por un lado, está la administración, que permite el uso de materiales inflamables siempre que se cumplan ciertas medidas de protección, como la instalación de sistemas de seguridad adecuados. Por otro lado, están las aseguradoras, cuya función es gestionar y minimizar riesgos, y que, basadas en la experiencia y estudios de incendios previos, prefieren evitar asegurar propiedades que consideren un riesgo elevado, incluso si están legalmente dentro de los parámetros de seguridad.
Las empresas, al final, se ven atrapadas en medio de esta tensión entre la normativa estatal y las políticas de las aseguradoras, enfrentándose a un aumento de costos para cumplir con la normativa y, a su vez, a la posibilidad de que no consigan un seguro o que el coste de este sea exorbitante.
Conclusión
Es evidente que hay una desconexión entre las normativas contra incendios y la realidad que enfrentan las empresas al asegurar sus instalaciones. Mientras que cumplir con la ley debería ser suficiente para operar con seguridad, la realidad es que algunos materiales permitidos, como los paneles sándwich, plantean un desafío a las aseguradoras debido al alto riesgo que representan.
Para corregir esta incongruencia, sería necesaria una revisión más profunda de la normativa, quizás tomando en cuenta no solo el cumplimiento de ciertas medidas de seguridad, sino también la evolución de los materiales y su nivel de riesgo. Asimismo, las aseguradoras podrían trabajar más estrechamente con las autoridades para crear políticas de cobertura más adaptadas, donde se premie el uso de materiales más seguros y se ofrezcan alternativas accesibles para aquellas empresas que opten por minimizar el riesgo en sus instalaciones.
Al final, la seguridad y la viabilidad financiera deben ir de la mano, y es necesario que las normativas, las aseguradoras y las empresas trabajen juntas para lograr un equilibrio adecuado.