Te hablo de deudas, pero no te hablo de dinero
28 de Enero de 2025

Oriol Batalla


Quiero hablarte de algo que tal vez no quieras escuchar, pero necesitas hacerlo. Cada vez llegan más parejas a mi despacho con una misma frase: “No sé cómo hemos llegado a esto. Entre los dos ganamos más de 3.000 euros, pero no llegamos a fin de mes.” Sus caras dicen lo que no quieren admitir: no se trata solo del dinero, se trata de su vida.


La deuda no es solo un número en rojo en tu cuenta bancaria. Es el peso invisible que llevas a todas partes. Es ese nudo en el estómago cuando sabes que la tarjeta ya no dará más de sí. Es el insomnio de una noche de domingo, pensando en cómo pagar las cuotas de todo lo que ya consumiste.


Lo curioso es que no te endeudas porque seas irresponsable, sino porque el sistema está diseñado para que lo hagas. Te venden la idea de que mereces todo ahora: la tele, las vacaciones, el coche nuevo. Te dicen que es “fácil”, que “solo es una cuota más”. Y caes. Todos caemos.


Pero aquí va lo duro: no es el sistema quien paga tus deudas, eres tú. Y mientras sigas diciendo “es que no puedo ahorrar”, o “yo gano lo justo para vivir”, seguirás atrapado. Porque, si no puedes ahorrar con 3.800 euros al mes, tampoco podrás con 5.000 ni con 10.000. Lo siento, pero no es el dinero, eres tú y tu forma de relacionarte con él.


El autoengaño que nos está hundiendo

Sabes que algo va mal cuando trabajar todo el mes te alcanza solo para sobrevivir, pero no para vivir. Sabes que algo falla cuando puedes pagar Netflix, pero no puedes pagar tranquilidad. Cuando el móvil que sostienes cuesta más que el saldo en tu cuenta.


Y no te lo digo para juzgarte, te lo digo porque he visto cómo esto se lleva vidas por delante: matrimonios que terminan porque las discusiones sobre dinero se vuelven insoportables; gente que sufre ansiedad porque no puede apagar el ruido de las deudas; hijos que crecen viendo a sus padres pelearse por números que no entienden.


¿Por qué nadie nos lo dijo antes?

Porque nadie nos enseña a manejar el dinero. Nos enseñan a gastar, a consumir, a pedir prestado. Pero no nos enseñan a planificar, a decir “no lo necesito ahora”, a construir un futuro sin vender nuestro presente. Porque lo “normal” es endeudarse. Lo “normal” es vivir al día.


¿Y si empiezas a cuestionar esa normalidad?


El cambio empieza cuando dejas de mentirte

Hazte esta pregunta: ¿Cuánto tiempo más quieres seguir viviendo así? Si la respuesta es “ni un día más”, entonces tienes que tomar decisiones que pueden doler, pero que son necesarias.

1. Mira tus números a la cara.No los que imaginas, no los que dices en voz alta para sentirte mejor. Los reales. Los que incluyen todas esas cuotas, intereses y gastos que nunca quisiste sumar.

2. Acepta que no puedes tenerlo todo ahora.Esa necesidad de inmediatez es lo que te mantiene atrapado. Aprende a diferenciar entre lo que quieres y lo que realmente necesitas.

3. Empieza a ahorrar aunque sea poco.No me importa si son 20, 50 o 100 euros al mes. Lo que importa es que lo hagas con constancia. El hábito vale más que la cantidad.

4. Invierte en aprender, no en aparentar.La educación financiera es tu mejor herramienta para salir de este pozo. Deja de comprar cosas que te hacen ver rico y empieza a construir algo que te haga sentir rico.


La verdad que nadie te dice

El dinero no compra la felicidad, pero la deuda sí compra tristeza. Y te lo digo con cariño: nadie va a rescatarte. Ni tu jefe, ni tu banco, ni tu gobierno. Solo tú puedes hacerlo. Y la buena noticia es que puedes empezar hoy. Ahora mismo.


No necesitas ser perfecto, no necesitas saberlo todo. Solo necesitas dar el primer paso: admitir que mereces algo mejor y trabajar para construirlo.


Porque llegar a fin de mes no debería ser un milagro. Debería ser el principio. ¿Te atreves a cambiarlo?




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